En los tiempos de crisis económica que corren, cada vez les cuesta más a las familias llegar a final de mes. Hay muchos motivos por los que los hogares españoles notan los efectos de la crisis, principalmente por los bajos ingresos económicos que hacen muy difícil pagar las facturas. Los principales gastos en los hogares son las hipotecas y los pagos de los servicios básicos de energía como la luz, el agua y el gas.
Estos servicios básicos son los principales responsables de la denominada “pobreza energética” que es al fin y al cabo “la incapacidad de un hogar de satisfacer una cantidad mínima de servicios de la energía para sus necesidades básicas, como mantener la vivienda en unas condiciones de climatización adecuadas para la salud”, según la se define en la web de la Agencia de las Ciencias Ambientales.
Según varios informes se estima que aproximadamente el 10% de los hogares españoles, unos cuatro millones de personas, y unos 193.000 hogares catalanes es incapaz de pagar la factura energética. Lamentablemente, como suele ocurrir siempre, los más perjudicados son las personas mayores, que con las míseras pensiones que cobran la mayoría de pensionistas de nuestro país, son los que sufren en gran parte las consecuencias más despiadadas de esta crisis o estafa económica.
Esta imposibilidad de pagar las facturas de las energías puede tener grandes riesgos para la salud, ya que al no poder mantener las casas a una temperatura confortable, se pueden coger resfriados que se van arrastrando hasta que derivan en enfermedades mucho más graves. También puede afectar a los accidentes provocados por estufas de butano y una mala combustión. Además de incendios provocados por las estufas de infrarrojos al acercarlas demasiado a las camas o sofás.
En lo que va de invierno ya hemos visto y oído demasiados accidentes, algunos de ellos mortales por culpa de estos aparatos que sirven para intentar mitigar los efectos del frío. La calefacción es más cara, pero más segura, no obstante no todas las personas se pueden pagar la instalación de este tipo de calefacciones, si no ni siquiera no solo el recibo del gas, parece mentira que en pleno 2013, casi 2014 se viva peor que hace 30 años.
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